La reja verde sostenida por columnas del club de golf de la rica zona de Pétionville sigue en pie, intacta. Tan bien construida está su estructura que sobrevivió el terremoto más duro que haya azotado al país caribeño en doscientos años. Pero detrás, la realidad es trágicamente enclenque.
Entre gritos y llantos de dolor, Céline Jean-Baptiste de 56 años es cargada desesperadamente en brazos por sus hijos hasta una oxidada ambulancia. Un ataque de cólera la redujo a piel y huesos en unas pocas horas. "Mi madre no, por favor, ahora mi madre no", grita desesperada su hija Jasmine.
Y tiene razones para hacerlo: hace exactamente un año Jasmine perdió a su padre bajo los escombros de su casa en el centro de la capital haitiana.