La corrupción empuja República Dominicana a dictadura.

     

Tanta corrupción e impunidad existen en el presente, y grupos enquistados en el poder con tantos recursos y tanto que perder en caso de tener que responder ante la justicia, tiene en peligro la democracia dominicana.
                                                                                                                                                                                      Con la conquista del poder de la clase de los contratistas de obras públicas, con el PLD, y su conquista del control de los otros dos macro partido del sistema, colocando sus asociados en su dirección, se ha creado una asociación política corporativa, que agrava la situación.
Suma explosivo a esa situación; el enfoque mayoritario de los recursos del estado a la construcción de megaproyectos, y un endeudamiento externo masivo, imprudente y antinacional, para beneficios de este grupo; que obliga a un incremento de impuestos para incrementar ingresos, lo que incrementa los precios y agrava la situación del pueblo.
Otro cumulo de leña a ese fogón antinacional, es el clientelismo político establecido por PLD, donde toda su militancia organizada en sus Comité de Base, están asalariado en la nómina pública, lo que representa una sangría mayúscula al presupuesto nacional.
Y por desgracia, en vez de estimular la producción nacional, este grupo gobernante, en vez de estimular la producción local, se han decidido a convertirse en importadores de alimentos, llevando a la quiebra los sectores agropecuarios nacionales. Lo que agrava más la situación.
De manera, que ese coctel de; corrupción, impunidad, abandono de la producción, endeudamiento externo, y temor a ser procesado por la justicia, y descontento social creciente; va creando las condiciones que la única salida de los responsable de este desastre es crear las condiciones de un golpe de estado, que le permita perpetuarse en el poder y así protegerse de verse en el banquillo de los acusados.
El departamento de estado, la Unión Europea y los organismos financieros internacionales tienen que enfocar su lupa ante este fenómeno, para evitar una situación dramática y de grandes convulsiones y sufrimiento a la sociedad dominicana.